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viernes, 22 de octubre de 2010

... y volver.

De nuevo esa carretera, la de la historia triste, la que evité durante años... pero al fin y al cabo el camino más recto entre mis casas.
Otra vez, llegar... a esa ciudad que reencontré y que por lo que sea me hace sonreir cuando la veo. Igual hay que ser de aquí para entenderlo...

sábado, 16 de octubre de 2010

Ir...

Salir y de pronto... verde, amarillo, naranja, el cielo azul y de pronto... es otoño.

Las vides son rojas en otoño... hay gente vendimiando. Frenar para dejar pasar a un galguillo solitario... odiar a los cazadores... Conducir, cantar, pensar, pensar mucho... respirar hondo y oler los pinos. Casa está cerca.

jueves, 12 de agosto de 2010

La impresión que doy...

Qué guapa es mi carita amarilla, la que saco de casa y me llevo de paseo. La gente a menudo me comenta lo alegre que soy, y disfruta viéndome siempre sonreir.

Sólo tengo una carita amarilla, pero tengo muchas azules. Casi nadie las conoce. Esas me las guardo para casa y pueden hacer mucho daño.

Mi carita amarilla es tan preciosa que incluso ha conseguido engañar a más de uno estos últimos días, y arrancarles algún "bueno, veo que estás animada!", cuando lo cierto es que me levanto y me acuesto de color azul...

Mañana será otro día, y quizás sea entero de otro color.

martes, 30 de marzo de 2010

¿Sonríen?

"... I didn't know that Cheshire cats always grinned; in fact, I didn't know that cats could grin..." Alice's Adventures in Wonderland, Lewis Carroll

La otra noche hubo tormenta. Yo estaba en la cama y Laki ronroneaba apoyada en mi cuello, como le encanta hacer. De pronto hubo un relámpago que iluminó toda la habitación. Laki dejó de hacer ruido y dio un respingo con cara de sorpresa, los ojos como platos y los músculos muy tensos. Empezó a llover, pero eso ella ya lo sabía. Después se tranquilizó y siguió ronroneando.

Otro día quería jugar. Intentó provocarme varias veces, pero al final lo dejó por imposible y se tumbó en su puf favorito, con cara de aburrimiento.

Yo nunca lo he visto pero... si hacen todo esto, ¿por qué no van a sonreír?

jueves, 4 de febrero de 2010

Motivada

Con semejante motivación quién se pone a estudiar...

Un día entero de despreciar una profesión... la mía, la que descubrí cuando de pequeña me regalaron una pizarra y empecé a dar clase a mis muñecas. La que cuando un día es bueno me llena de satisfacciones. La que carece de suficientes días buenos... Y 69 temas por delante es muy duro encontrar una razón para seguir con ello.


Gritar para oir tu propia voz.


Llegar siempre con una sonrisa.


Salir con una mueca de rabia.


Tirar, aflojar.


No esperar nada a cambio.


Dar para no recibir.


Un mal día lo tiene cualquiera pero... una mala combinación de momentos es no querer ya nada...


Desmotivada.









lunes, 25 de enero de 2010

Para ti.


Una tarjeta que nunca envié. Sigue entre mis cosas muchos kilómetros después y muchas mudanzas más tarde .
Aparece hoy... ¿casualmente?
Llega tarde.
No sé si todas las abuelas son como ésta, pero ¿verdad que la mía lo fue?
Adiós, yayica.

viernes, 15 de enero de 2010

Luna agitada




El ojo del huracán... siempre igual. Una vez dentro sólo puedes dejarte llevar, inevitablemente, es inútil resistirse. No es una sensación agradable. Una vez fuera uno se plantea cómo se dejó arrastrar hasta allí y se promete que no volverá a pasar. Pero siempre es igual porque está ahí, latente, una tormenta a punto de estallar. Es época de huracanes, pero mi luna sólo quiere dormir tranquila y no pensar...

miércoles, 13 de enero de 2010

¿Somos iguales?







Los nombres de este relato real son ficticios...




13 de enero de 2010.
PRIMERA PARTE. EL PRINCIPIO.
11:32 horas. Comienza la lucha. Un aula y un grupo desbocado. Primer dramón: hay que sentarse y empezar la clase. La estrategia que se lleva sucediendo desde el 10 de septiembre es la siguiente: la profesora pone en la pizarra la fecha y un ejercicio y ellos la copian en el cuaderno y lo resuelven. Así se calman un poco pero... como tantos días y tantos días Mimao y Feliciana descansan las posaderas sobre la silla, ajenos a todo, hablando de sus cosas con sendas sonrisas relajadas. Sus compañeros escriben en los cuadernos pero en los pupitres de Mimao y Feliciana no hay atisbos de material escolar. Los minutos pasan y ellos perseveran. Finalmente, no pudiendo contenerse más, la profesora Quevaapasar se dirige a ellos enfadada: "Vosotros dos, fuera de clase. Para no hacer nada aquí, os quedais fuera". Ellos salen felices: "Pero no nos pongas un parte, ¿eh?". La clase continúa y mientras un alumno corrige con la clase los deberes, Quevaapasar sale a hablar con los expulsados, que se encuentran haciendo el canelo por el pasillo. Aparentemente no comprenden el motivo de la expulsión, y Feliciana (que parece ser que hoy tiene un día especialmente feliciano) se queja de que "pues yo no veo que nadie esté trabajando!", mientras se asoma por el cristal de la puerta y observa cómo su clase corrige. Quevaapasar está a punto de mandarla a cascarla, pero simplemente le dice que "me da igual lo que tú veas o dejes de ver, deja de hacer lo que te da la gana todo el santo día, entra en clase y ponte a trabajar". Es el fin de la discusión con Mimao y Feliciana, que son también cambiados de sitio para beneficio de todos.

SEGUNDA PARTE. EL DESARROLLO.

Tras un rato bueno, Enloquecida comienza a toser. Cada vez tose más fuerte e intencionadamente, pues le hace muchísima gracia y se ríe a carcajadas. No para. Es sacada al pasillo con su ficha de trabajo y un boli. Los demás trabajan y Quevaapasar sale al pasillo. Enloquecida tiene la ficha en blanco, incluso los ejercicios que ya hemos corregido. "¿Por qué tienes estos ejercicios en blanco?". "Porque ya me habías puesto la falta de deberes por no traerlos hechos". "¿Y tampoco vas a tener examen de esto o qué?". "Ay, ¡es verdad!". Enloquecida entra y se calma. Los minutos pasan y la clase está (bueno, ES) inquieta. Muchos hablan en vez de hacer los ejercicios en silencio o en parejas. Algunos pierden el norte y comienzan a divagar sobre asuntos ajenos a la asignatura. Mimao no es una excepción, pero también se unen otros como Fumao, Casitengo16 y más. La situación es insostenible y Quevaapasar se enfada varias veces, decidiendo finalmente castigarlos la mitad del recreo. La clase se calma.

TERCERA PARTE. EL CASTIGO.

12:20. Suena el timbre y nadie se mueve. Hay que cumplir el castigo y se empieza a corregir un ejercicio bastante largo. Hay tensión en el ambiente. Piensan que al acabar el ejercicio se irán, pero Quevaapasar asegura que hasta que pasen los 10 minutos nadie se va. Mimao está de los nervios: "Pero, ¿a ti qué más te daaaa? ¡Vámonoooos!". Feliciana también contraataca, su indignación a flor de piel: "¡Desde luego! ¡Encima que sólo tenemos 20 minutos y tú nos quitas 10!" Quevaapasar responde, quizás dando demasiadas explicaciones: "¿Y cuántos minutos me habéis quitado vosotros, en especial tú, Mimao y Enloquecida, de dar clase?". "Yaaaa, pero tú tienes 50 minutos!". Los 10 minutos han pasado y Mimao se levanta, quiere salir, pero Quevaapasar le dice que se siente. "No he terminado", dice. "¿Qué pasa, vas a dar una conferencia o qué?". Hace como que no lo ha oido. "Resulta que teneis 20 minutos de recreo porque se considera tiempo suficiente y necesario para que descanseis. Yo tengo 50 minutos de clase porque los necesito para dar el temario. Yo también necesito los 20 minutos de descanso". Y por fin, comentario glorioso de Feliciana: "Sí, pero vosotros teneis una hora libre". La gota que colma el vaso. La delgada línea que separa al profesor del alumno. ¿Somos iguales?... "¡Feliciana, tú eres alumna y yo profesora, yo ya cumplí mi etapa de alumna y tú no, asúmelo!". ¡Buf!

LA CONCLUSIÓN: Lo que hay que oir y, más que nunca, ¿qué va a pasar?